Funeral Vikingo
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Funeral Vikingo
Funeral Vikingo
El sol estaba bajo en el horizonte, solo
parcialmente escondido tras un bosquecillo de
acacias que hacían a modo de valla provisional...
-No queda mucho tiempo-, era Edward. Por lo
menos ahora lo era, antes de todo esto era solo Ed
o Eddy para sus amigos. -Será mejor que
volvamos.
-¿Cuánto tardaremos?
Edward entornó los ojos para mirar desde la
colina hasta el bosque, -Una hora, puede que algo
más mas...
Ben agachó la cabeza sólo un instante, acción que
debió llamar la atención de Edward. Cuando la
mano de Edward toco el hombro del joven, Ben
forzó una sonrisa. -Las chicas van a extrañarse si
no volvemos... - Su voz se cascó un poco. Esperaba
que Edward no lo hubiese oído, pero de alguna
manera sabía que sí.
Los dos hombres caminaron rápidamente de
vuelta al granero, una enorme estructura a la que
le faltaban la mitad de los tablones. Debió ser de
color rojo intenso hace ya algún tiempo, pero
ahora estaba desprovisto de pintura en su mayor
parte. Apestaba por los años en los que contuvo
animales, pero comparado con las calles de Des
Moines, era soportable.
Edward empujó la puerta principal abriéndola.
Las chicas estaban preparadas en la furgoneta.
-Edward-, dijo Mandy saltando a sus brazos con
su pelo rojizo cayendo sobre sus hombros, -ella
empezó a sentirse muy cansada, intenté
mantenerla despierta,... pero...
Rozó ligeramente los labios con los de la chica, -
Lo sé muñeca, hiciste todo lo que pudiste.
-Ben, ve a echarle un vistazo. Yo iré a poner la
furgoneta a punto.
Ben asintió con la cabeza y fue a la parte trasera
de la furgoneta. Vanessa estaba allí tumbada, en
una cama improvisada, con su pelo enredado
sobre la cara a causa del sudor. Ben se paró por
un momento y simplemente la miró, ella era
sencillamente preciosa- puede que preciosa no
fuese una palabra lo suficientemente fuerte,
despampanante la describiría mejor. Tomó su
mano entre las suyas. Estaba fría, pegajosa y
empapada en sudor. Se inclinó para inspeccionar
la mano más de cerca. Su piel había empezado a
retraerse en las puntas de los dedos, haciendo que
sus uñas pareciesen garras.
-Bueno-, dijo Ben levantándose tan rápidamente
que golpeó el techo de la furgoneta con la cabeza.
-Tranqui, jefe, no nos podemos permitir perderte
ahora...- Edward miró la mano de la chica, -¿Y
bien?
-La fiebre ha remitido, su pulso esta asentado en
46... - Ben agachó la cabeza. Sus palabras
salieron de su boca lenta y trabajosamente. -No
pasará de esta noche.
El silencio se hizo eterno. Ben no podía mirar a
Edward. -Yo lo haré Ed...
-No... es mi hermana. Tengo que traerle paz... -un
largo silencio se hizo entre ellos dos. -Pon la
furgoneta en marcha Ben, nos pondremos en
marcha en unos minutos.
Ben asintió en silencio y fue hasta la puerta del
conductor. Crujió escandalosamente al abrirse y
Ben se acomodó en el asiento del conductor. Se
ajustó a su cuerpo confortablemente. Pensó en lo
extraño que era que durante los últimos meses el
único bienestar que había sido capaz de conseguir
era aquel estúpido asiento en una vieja furgoneta
roída por las ratas... sus pensamientos fueron
interrumpidos por el sonido del 30-30 de Edward.
Miró a Mandy que estaba en el asiento del
copiloto. La cara de la chica se desfiguró de
angustia mientras las lágrimas corrían sin
oposición por su rostro, -Yo... Yo...- miró a Ben en
silencio y el chico puso una mano en su rodilla.
La puerta corredera chirrió amenazadoramente. -
Vámonos Ben...
La furgoneta rugió volviendo a la vida y salió
derrapando del granero bajo la luz del
crepúsculo. Ben quería decir algo para
reconfortar a su amigo de algún modo, pero que se
puede decir para consolar a un hombre que
acababa de tener que disparar a su único familiar
superviviente...
-Joder... no nos dieron mucho tiempo, ¿verdad?...-
La voz de Edward lo sacó de su trance. Ben miró
a fuera hacia un claro del bosque, totalmente
seguro de que un pequeño grupo de malditos
zombies se amontonaban a lo largo de la
carretera.
-¡Pisa a fondo Ben!
Los ocho cilindros del motor de la furgoneta
rugieron mientras el vehículo se abalanzaba sobre
los zombies. Ben estaba agradecido por el sonido,
ya que acallaba el desagradable golpeteo de los
zombies mientras la Chevy los atropellaba. Ben
comprobó el retrovisor y encontró que 2 quedaban
todavía en pie.
-¡Quedan 2 Ed!
-¡Pisa a fondo Ben...! ¡Machácalos!
Los ojos de Ben volvieron al frente justo a tiempo
de ver el árbol.
Ben se despertó yaciendo sobre un charco y
oyendo el sonido de los disparos del 30-30 de
Edward. Se sentó rápidamente y entonces deseó no
haberlo hecho. El latir de sus sienes nublaba su
visión, pero vio a Edward que se enfrentaba a
grupo de tres zombies que seguía avanzando.
Aquellos tres sin embargo eran diferentes. Mientras
los otros se movían lenta y pesadamente, estos se
agitaban de forma salvaje y se movían a una
velocidad casi sobrehumana. Ben busco su .357 pero
no estaba por ahí... estaba todavía en la furgoneta.
Ben avanzó a trompicones hacia el vehículo y se
encontró la puerta del conductor demasiado
abollada para abrirse, pero vio su pistola caída en
el asiento. Vio a Mandy en el otro asiento con la
cara cubierta por la sangre que chorreaba de una
herida que tenía en la frente. Quedó paralizado
por el pánico un instante, pero la melodía del rifle
de Edward le hizo regresar. Rompió la ventana de
un codazo y agarró su pistola.
Ben se volvió hacia los zombies y les disparó una
ráfaga rápida de tres balas. La primera destrozó
la frente de uno de los zombies, convirtiéndolo en
un montón de carne apestosa, pero el segundo
realmente esquivó las balas. Ben quedó atónito
por un momento, mirando al cadáver sin poderlo
creer mientras saltaba sobre él.
El zombie voló sobre el aturdido Ben, y
probablemente lo hubiese matado si Edward no
hubiese visto la escena y hubiese metido dos balas
en la cabeza del muerto viviente. Incluso así, el
cadáver ahora inerte golpeó a Ben con la fuerza
de un camión, cubriéndolo de sangre, fragmentos
de cráneo y pedacitos de materia gris.
Ben se quitó de encima el cadáver justo a tiempo
de ver como el tercero de ellos golpeaba a
Edward. El zombie lo tiró al suelo desgarrado y
mordiendo mientras caían, al mismo tiempo que el
30-30 volaba hacia la furgoneta...
“¡¡¡Aléjate de él maldito hijo de puta!!!”
Parecía como si una fuerza invisible empujara al
zombie para quitárselo a Edward de encima.
Entonces el cadáver se levanto y miró a Ben con
sus ojos blancos e irreflexivos. Edward gateó
hacia la furgoneta, y hacia su rifle.
Ben simplemente se quedó allí, en un duelo de
miradas con la mujer muerta. Estaba tan sumido
en el trance que el sonido del 30-30 lo hizo caer al
suelo. Rodó por el suelo y encontró a Edward
mirándole, con una expresión de perplejidad /
desconcierto dibujada en su rostro.
-¿Cómo demonios has hecho eso?
Ben sacudió la cabeza, azotado por un repentino
escalofrío, -Yo... no sé... era... podía...
-¿Qué diablos hiciste?-. Ben se encontró con el
cañón del 30-30 apuntándole.
-No lo sé. Era como si... pudiese ver a través de
ella... Yo.
Edward bajó el arma, -¿Mandy?
Ben miró a la furgoneta, y aquel sentimiento
enfermizo fluyó por el de nuevo. Los dos hombres
se apresuraron hacia el vehículo. Edward llegó
primero, su adrenalina le dio la fuerza suficiente
para arrancar la puerta del Chevy. Ben miraba
impotente mientras Edward sacaba a la chica de
la furgoneta. El cuerpo de la chica caía de una
forma casi antinatural mientras la llevaba
sostenía en sus brazos...
-¿Esta...?
-Todavía no... - dijo Edward mientras la metía de
nuevo en el vehículo, -aunque lo estará...- dijo
mientras le apartaba el pelo de la cara.
-Oh Dios mío... Edward, lo siento...
Edward se volvió hacia él. -Esta bien Ben, - dijo
mientras se limpiaba una lágrima, -debí haber
conducido yo...
Ben intentaba decir algo, pero encontró que su voz
no estaba dispuesta a cooperar.
-Toma-. Edward le dio el rifle. -Ten cuidado, solo
quedan unas 20 balas.
Ben agitó la cabeza y entonces levantó la vista
hasta encontrarse con la de Edward -¿De qué
demonios hablas?
Edward sonrió, una sonrisa que hizo que Ben
sintiera escalofríos. -Ese último lo consiguió,
Ben-, dijo mientras levantaba su brazo para
mostrar a Ben el enorme mordisco que había en
su bíceps. -Tengo unos pocos días, una semana a
lo sumo. Y Mandy-dijo mirando cariñosamente a
su mujer, -bueno, no puedo dejarla, y ella se irá
en un día o dos...
Un largo silencio atenazaba la escena, entonces
Edward agarró a Ben por los hombros. -Coge la
comida, el rifle y sigue tu camino viejo amigo.
Déjame para que vea a mi mujer... - Ni siquiera
intentó reprimir las lágrimas que ahora corrían
libremente por sus mejillas.
-Pero...
Edward le interrumpió, -Nada de peros, la noche
se te viene encima en poco tiempo, tienes que
esconderte... muévete.
Ben cogió el rifle con lágrimas en los ojos, se
volvió y se alejó caminando.
Oyó una explosión, pero no miró atrás para ver la
pira que era la furgoneta, la pira en la que estaba
el último de sus amigos...
Fuente Zombie: All flesh Must Be Eaten
El sol estaba bajo en el horizonte, solo
parcialmente escondido tras un bosquecillo de
acacias que hacían a modo de valla provisional...
-No queda mucho tiempo-, era Edward. Por lo
menos ahora lo era, antes de todo esto era solo Ed
o Eddy para sus amigos. -Será mejor que
volvamos.
-¿Cuánto tardaremos?
Edward entornó los ojos para mirar desde la
colina hasta el bosque, -Una hora, puede que algo
más mas...
Ben agachó la cabeza sólo un instante, acción que
debió llamar la atención de Edward. Cuando la
mano de Edward toco el hombro del joven, Ben
forzó una sonrisa. -Las chicas van a extrañarse si
no volvemos... - Su voz se cascó un poco. Esperaba
que Edward no lo hubiese oído, pero de alguna
manera sabía que sí.
Los dos hombres caminaron rápidamente de
vuelta al granero, una enorme estructura a la que
le faltaban la mitad de los tablones. Debió ser de
color rojo intenso hace ya algún tiempo, pero
ahora estaba desprovisto de pintura en su mayor
parte. Apestaba por los años en los que contuvo
animales, pero comparado con las calles de Des
Moines, era soportable.
Edward empujó la puerta principal abriéndola.
Las chicas estaban preparadas en la furgoneta.
-Edward-, dijo Mandy saltando a sus brazos con
su pelo rojizo cayendo sobre sus hombros, -ella
empezó a sentirse muy cansada, intenté
mantenerla despierta,... pero...
Rozó ligeramente los labios con los de la chica, -
Lo sé muñeca, hiciste todo lo que pudiste.
-Ben, ve a echarle un vistazo. Yo iré a poner la
furgoneta a punto.
Ben asintió con la cabeza y fue a la parte trasera
de la furgoneta. Vanessa estaba allí tumbada, en
una cama improvisada, con su pelo enredado
sobre la cara a causa del sudor. Ben se paró por
un momento y simplemente la miró, ella era
sencillamente preciosa- puede que preciosa no
fuese una palabra lo suficientemente fuerte,
despampanante la describiría mejor. Tomó su
mano entre las suyas. Estaba fría, pegajosa y
empapada en sudor. Se inclinó para inspeccionar
la mano más de cerca. Su piel había empezado a
retraerse en las puntas de los dedos, haciendo que
sus uñas pareciesen garras.
-Bueno-, dijo Ben levantándose tan rápidamente
que golpeó el techo de la furgoneta con la cabeza.
-Tranqui, jefe, no nos podemos permitir perderte
ahora...- Edward miró la mano de la chica, -¿Y
bien?
-La fiebre ha remitido, su pulso esta asentado en
46... - Ben agachó la cabeza. Sus palabras
salieron de su boca lenta y trabajosamente. -No
pasará de esta noche.
El silencio se hizo eterno. Ben no podía mirar a
Edward. -Yo lo haré Ed...
-No... es mi hermana. Tengo que traerle paz... -un
largo silencio se hizo entre ellos dos. -Pon la
furgoneta en marcha Ben, nos pondremos en
marcha en unos minutos.
Ben asintió en silencio y fue hasta la puerta del
conductor. Crujió escandalosamente al abrirse y
Ben se acomodó en el asiento del conductor. Se
ajustó a su cuerpo confortablemente. Pensó en lo
extraño que era que durante los últimos meses el
único bienestar que había sido capaz de conseguir
era aquel estúpido asiento en una vieja furgoneta
roída por las ratas... sus pensamientos fueron
interrumpidos por el sonido del 30-30 de Edward.
Miró a Mandy que estaba en el asiento del
copiloto. La cara de la chica se desfiguró de
angustia mientras las lágrimas corrían sin
oposición por su rostro, -Yo... Yo...- miró a Ben en
silencio y el chico puso una mano en su rodilla.
La puerta corredera chirrió amenazadoramente. -
Vámonos Ben...
La furgoneta rugió volviendo a la vida y salió
derrapando del granero bajo la luz del
crepúsculo. Ben quería decir algo para
reconfortar a su amigo de algún modo, pero que se
puede decir para consolar a un hombre que
acababa de tener que disparar a su único familiar
superviviente...
-Joder... no nos dieron mucho tiempo, ¿verdad?...-
La voz de Edward lo sacó de su trance. Ben miró
a fuera hacia un claro del bosque, totalmente
seguro de que un pequeño grupo de malditos
zombies se amontonaban a lo largo de la
carretera.
-¡Pisa a fondo Ben!
Los ocho cilindros del motor de la furgoneta
rugieron mientras el vehículo se abalanzaba sobre
los zombies. Ben estaba agradecido por el sonido,
ya que acallaba el desagradable golpeteo de los
zombies mientras la Chevy los atropellaba. Ben
comprobó el retrovisor y encontró que 2 quedaban
todavía en pie.
-¡Quedan 2 Ed!
-¡Pisa a fondo Ben...! ¡Machácalos!
Los ojos de Ben volvieron al frente justo a tiempo
de ver el árbol.
Ben se despertó yaciendo sobre un charco y
oyendo el sonido de los disparos del 30-30 de
Edward. Se sentó rápidamente y entonces deseó no
haberlo hecho. El latir de sus sienes nublaba su
visión, pero vio a Edward que se enfrentaba a
grupo de tres zombies que seguía avanzando.
Aquellos tres sin embargo eran diferentes. Mientras
los otros se movían lenta y pesadamente, estos se
agitaban de forma salvaje y se movían a una
velocidad casi sobrehumana. Ben busco su .357 pero
no estaba por ahí... estaba todavía en la furgoneta.
Ben avanzó a trompicones hacia el vehículo y se
encontró la puerta del conductor demasiado
abollada para abrirse, pero vio su pistola caída en
el asiento. Vio a Mandy en el otro asiento con la
cara cubierta por la sangre que chorreaba de una
herida que tenía en la frente. Quedó paralizado
por el pánico un instante, pero la melodía del rifle
de Edward le hizo regresar. Rompió la ventana de
un codazo y agarró su pistola.
Ben se volvió hacia los zombies y les disparó una
ráfaga rápida de tres balas. La primera destrozó
la frente de uno de los zombies, convirtiéndolo en
un montón de carne apestosa, pero el segundo
realmente esquivó las balas. Ben quedó atónito
por un momento, mirando al cadáver sin poderlo
creer mientras saltaba sobre él.
El zombie voló sobre el aturdido Ben, y
probablemente lo hubiese matado si Edward no
hubiese visto la escena y hubiese metido dos balas
en la cabeza del muerto viviente. Incluso así, el
cadáver ahora inerte golpeó a Ben con la fuerza
de un camión, cubriéndolo de sangre, fragmentos
de cráneo y pedacitos de materia gris.
Ben se quitó de encima el cadáver justo a tiempo
de ver como el tercero de ellos golpeaba a
Edward. El zombie lo tiró al suelo desgarrado y
mordiendo mientras caían, al mismo tiempo que el
30-30 volaba hacia la furgoneta...
“¡¡¡Aléjate de él maldito hijo de puta!!!”
Parecía como si una fuerza invisible empujara al
zombie para quitárselo a Edward de encima.
Entonces el cadáver se levanto y miró a Ben con
sus ojos blancos e irreflexivos. Edward gateó
hacia la furgoneta, y hacia su rifle.
Ben simplemente se quedó allí, en un duelo de
miradas con la mujer muerta. Estaba tan sumido
en el trance que el sonido del 30-30 lo hizo caer al
suelo. Rodó por el suelo y encontró a Edward
mirándole, con una expresión de perplejidad /
desconcierto dibujada en su rostro.
-¿Cómo demonios has hecho eso?
Ben sacudió la cabeza, azotado por un repentino
escalofrío, -Yo... no sé... era... podía...
-¿Qué diablos hiciste?-. Ben se encontró con el
cañón del 30-30 apuntándole.
-No lo sé. Era como si... pudiese ver a través de
ella... Yo.
Edward bajó el arma, -¿Mandy?
Ben miró a la furgoneta, y aquel sentimiento
enfermizo fluyó por el de nuevo. Los dos hombres
se apresuraron hacia el vehículo. Edward llegó
primero, su adrenalina le dio la fuerza suficiente
para arrancar la puerta del Chevy. Ben miraba
impotente mientras Edward sacaba a la chica de
la furgoneta. El cuerpo de la chica caía de una
forma casi antinatural mientras la llevaba
sostenía en sus brazos...
-¿Esta...?
-Todavía no... - dijo Edward mientras la metía de
nuevo en el vehículo, -aunque lo estará...- dijo
mientras le apartaba el pelo de la cara.
-Oh Dios mío... Edward, lo siento...
Edward se volvió hacia él. -Esta bien Ben, - dijo
mientras se limpiaba una lágrima, -debí haber
conducido yo...
Ben intentaba decir algo, pero encontró que su voz
no estaba dispuesta a cooperar.
-Toma-. Edward le dio el rifle. -Ten cuidado, solo
quedan unas 20 balas.
Ben agitó la cabeza y entonces levantó la vista
hasta encontrarse con la de Edward -¿De qué
demonios hablas?
Edward sonrió, una sonrisa que hizo que Ben
sintiera escalofríos. -Ese último lo consiguió,
Ben-, dijo mientras levantaba su brazo para
mostrar a Ben el enorme mordisco que había en
su bíceps. -Tengo unos pocos días, una semana a
lo sumo. Y Mandy-dijo mirando cariñosamente a
su mujer, -bueno, no puedo dejarla, y ella se irá
en un día o dos...
Un largo silencio atenazaba la escena, entonces
Edward agarró a Ben por los hombros. -Coge la
comida, el rifle y sigue tu camino viejo amigo.
Déjame para que vea a mi mujer... - Ni siquiera
intentó reprimir las lágrimas que ahora corrían
libremente por sus mejillas.
-Pero...
Edward le interrumpió, -Nada de peros, la noche
se te viene encima en poco tiempo, tienes que
esconderte... muévete.
Ben cogió el rifle con lágrimas en los ojos, se
volvió y se alejó caminando.
Oyó una explosión, pero no miró atrás para ver la
pira que era la furgoneta, la pira en la que estaba
el último de sus amigos...
By Getrok
Fuente Zombie: All flesh Must Be Eaten
getrok- DEMONIO
- Mensajes : 85
Fecha de inscripción : 23/02/2010
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